Ser guía de turismo… para profesorado

Cuando eres guía de turismo, te preparas para recibir a grupos de turistas de mil sitios peeeeeero nadie te enseña a enseñar a quien enseña. Vaya juego de palabras me acabo de inventar, ¿eh?

Me explico.

Recientemente, he tenido la suerte de guiar por Pamplona a un grupo de docentes de Formación Profesional de las ramas de Hostelería y Turismo, de diversos centros de España. Y enseñar a quien enseña… es MUCHA RESPONSABILIDAD.

Unos días antes de la visita, me vino a la mente uno de mis primeros recorridos como guía.

En 2006, acababa de montar mi primera empresa, tenía 24 años y era una de esas locas que habían decidido emprender con su logo, sus tarjetas y lo que ya empezaba a estar de moda, con web. Además de hacer tours para grupos, empezamos a diseñar las primeras visitas para particulares. No era nada nuevo en otras ciudades, pero en Alicante todavía no se estaba haciendo.

Uno de nuestros mejores clientes era una institución pública de promoción turística. Solían solicitarnos servicios de visitas guiadas para congresos e incentivos y en esta ocasión el grupo era: profesorado retirado de la especialidad de Historia… ¿en serio?

Yo, joven, inexperta y sin ser de Historia (algo que a la gente de Turismo nos pesa como una losa porque nunca creemos saber lo suficiente) tenía que ponerme delante de gente que sabía infinitamente más que yo.

¿Y qué hago?

Espera.

No vayas de lista, pensé. Son docentes, se las saben todas. No puedes engañar.

Solución: estas personas deben ser una ayuda en mi carrera y no un dolor de cabeza y pasar vergüenza, ¿qué puedo sacar de bueno?

Lo primero hay que ser humilde. Ir con la verdad por delante. Si no se sabe una cosa, no se sabe. Si inventas se verá el plumero.

Resultado:

la visita fue genial, aprendí y disfruté mucho. Había puntos en los que cojeaba, (siempre será así, nunca lo sabremos todo)
Me ayudaron a profundizar con una delicadeza que me pareció la mejor clase magistral de mi vida.

Aprendí un montón y fue un lujazo.

Al acercarse la visita de mi grupo de profesoras y profesores de Turismo, me acordé de aquella visita hacía ya… ¡¡casi 20 años!!

Y ¿sabes qué? Estaba nerviosa.

Siempre lo estoy antes de una visita, aunque sea un poquito y la visita la haya hecho mil veces. Yo creo que ser guía es como ser artista, si pierdes el miedo escénico, estás perdiendo el respeto a la profesión y lo que hacemos es muy serio y muy bonito como para perder la chispa.

Llegó el día.

El grupo se conocía. Se respiraba buen ambiente.

• En mi mente, había estructurado la visita de la siguiente manera:
  Explicación del funcionamiento de la profesión de guía de turismo en Navarra y País Vasco (donde la habilitación es inexistente) y por qué yo portaba una habilitación de la Comunidad Valenciana.
• Hablar de mi trayectoria (contarles qué hacía una manchega viviendo en Pamplona).
• Contexto histórico de la ciudad con un hilo conductor claro.
• Intercalar la parte cultural con la fiesta y San Fermín.
• Curiosidades y anécdotas con las que hacerles pasar un buen rato.

En el siguiente artículo hablaré de cómo se diseña un itinerario guiado y la estructura que yo sigo y la que está demostrado con método que hay que seguir.

Se abre el telón y… empieza la visita.

Solo con la presentación ya noto un ambiente extraordinario de risas complicidad y personas que entran al trapo de cualquier chascarrillo, había interés y ganas de pasarlo bien… ¡Qué más se puede pedir!

En la primera parte de la visita me centré en la parte más histórica paseando por los monumentos más representativos de Pamplona: Plaza del Castillo, exterior de la Catedral, Rincón del Caballo Blanco y… cambiamos de tercio y nunca mejor dicho ☺.

Había que hablar de la fiesta, sí o sí San Fermín estaba en camino.

Les pregunté si querían correr el encierro. Con el ambientazo que había, obviamente todo el grupo dijo que sí alto y claro. Les dije “ ya pero no me venís con la indumentaria” se miraron con cara de “es verdad, que pena” y en un momento eso se solucionó.

Había que introducir algún efecto sorpresa.

Saqué una bolsa con pañuelicos rojos que todo el grupo religiosamente recogió con una sonrisa y un GRACIAS. Había ganas de empezar el encierro.

Aquello ahora sí era una fiesta de verdad.

Empezamos el recorrido del encierro con sus paradas, sus anécdotas y sus historias. En ese momento me di cuenta de que me había dejado llevar y la parte más histórica estaba quedando algo diluida porque el grupo quería fiesta, diversión y vivir sus pequeños sanfermines particulares dos semanas antes de la fiesta oficial. Además había que tener en cuenta el tiempo. Nos quedamos a penas 20 minutos de visita y muchas cosas que quería contarles, pero había que elegir.

Llegamos a la parte final.

Estamos en la mundialmente famosa Plaza del Ayuntamiento. Decir que aquí cada 6 julio, día del chupinazo caben 12.000 personas… es simplemente un dato.

Hablar de ese día es hablar de emociones y sensaciones así que había que experimentar cuántas personas son esas. Suelo utilizar un método que leí que es el que utilizan el consistorio para la medición de las personas que caben en la plaza. Número por metro cuadrado.

Saqué mi metro y metí a gente en ese metro cuadrado. Spoiler: en las visitas siempre entra menos gente por metro cuadrado que en el Chupinazo no sé por qué ☺.

Al intentar meterles ahí se desató la locura, todo el grupo gritando San Fermín, San Fermín y yo había arrancado también a cantar el Riu- Riau minutos antes. Aquello no se podía ya parar.

Yo estaba feliz, realmente ahí me di cuenta que era la visita guiada en 20 años de experiencia en la que sin duda, mejor me lo había pasado.

En esta foto de grupo podéis ver nuestras caras de felicidad.

La visita estaba llegando a su fin, hice la despedida en el punto de inicio animando a todo el grupo a venir a disfrutar de las fiestas en vivo y conocer la ciudad dejando de lado lo que aparece en los medios para sentirlo en primera persona. Finalizamos con aplauso incluido y con un montón de comentarios positivos que luego vi en la encuesta de satisfacción. “Te he puesto un 10”, “ Ha sido espectacular”, o “ha sido la mejor visita guiada que he hecho en mi vida” viniendo de un compañero, guía también, fue todo un subidón de energía y ganas de seguir trabajando en esta profesión, seguir formando a futuros guías de turismo y seguir asesorando a todas aquellas personas que quieran emprender en turismo.

Mil gracias al CIP Burlada por confiar en mi para la visita, a todo mi grupo de compañeras y compañeros del Departamento de Hostelería y Turismo por mimarme tanto y a todo este equipo de docentes, por moldear a los a las guías del futuro.

Gracias a por seguir confirmando mi teoría de que ser guía es el trabajo más bonito del mundo.

PD: Si asististe a la visita y te divertiste tanto como yo, deja aquí https://g.page/r/CWkE3hnVsEQ8EAE/review una reseña para que más personas también se lo pasen igual de bien ☺