Hace un tiempo decidiste restaurar la casa familiar. Te embarcaste en una aventura maravillosa que te daba un poco de vértigo y decidiste tener tu pequeño negocio turístico.
Lo que más te gusta es que quien visite tu casa, se sienta como en la suya. Sé que te esfuerzas y das lo mejor de ti para ofrecer amabilidad, detalles cuidados al máximo y un trato impecable.
Pero…el día a día te come. No llegas.
La página web, Facebook, Instagram, que si debería abrir un canal de YouTube, escribir en el blog, saber de publicidad de Google, de SEO,… y un largo etcétera. Seguro que mientras piensas que deberías hacer, no estás haciendo nada. Es normal, cuando no dominas el mundo de internet, abruma.
Para rematar la faena: El virus. Casi dos años de altos y bajos en tu negocio.
Al decretarse el Estado de Alarma empezaron a surgir iniciativas, cursos y seminarios que te hablaban sobre marketing digital, redes sociales para el sector turístico, creación de páginas web para alojamientos, Google Ads y estrategia digital… etc. Pero por muchos conocimientos que adquieras, no lo puedes poner en práctica, por dos razones: porque te suena a chino y/o no te da la vida.
Por eso al final, la única forma que tienes de promocionar tu negocio es utilizando las grandes centrales de reservas que se llevan una buena comisión por cada venta.
Aunque no está todo perdido. Hay esperanza. Una noticia que te aliviará.
No tienes que dominarlo todo, ¿sabes por qué? Sencillo. No puedes limpiar tu alojamiento rural, recibir a los clientes, enseñarles tu pueblo, gestionar las reservas, escribir en el blog, publicar en Facebook, pagar a proveedores, actualizar la web y así podríamos seguir…
Debemos ser realistas: hay cosas que se nos dan bien y otras que no. Y lo más importante: hay tareas con las que disfrutamos y otras que odiamos.
Es verdad que todo se puede aprender, pero, ¿te compensa aprender a hacer cosas con las que no disfrutas?, ¿o quizá es mejor identificar aquello en lo que te gustaría ser todavía mejor y delegar lo que te sobrepasa?
He visto muchos negocios del sector que acaban por tirar la toalla, bien porque mantener el negocio les cuesta la salud o porque han dejado de disfrutar de ese sueño para convertirlo en una obligación absorbente.
Por eso quiero ayudarte.
Podemos hablar un rato, me cuentas los problemas que tienes en el día a día gestionando tu casa rural y yo te puedo indicar qué acciones podrías poner en marcha ya mismo, para que empieces a ver resultados en pocos días.
Te puedo ayudar con tu productividad, para que dejes de decir “no me da la vida”
Te puedo ayudar con la gestión de tu presencia en Internet, para que dejes de subir noticias a las redes que no generan clientes.
Te puedo ayudar a crear más valor para tu alojamiento y ofrecer servicios que atraigan a clientes todo el año.
Si sientes que lo que te cuento, es lo que te ocurre a diario y quieres saber cómo arreglarlo, reserva una cita aquí tu cita y nos conocemos. ¿Qué puedes perder? Es gratis.